A algunos estadounidenses puede que no les guste la inmigración, pero hay una buena posibilidad de que les guste aún menos una América en declive y envejecida. Los salarios se estancan o disminuyen. La innovación disminuye. Cada vez más recursos se dedican a los ancianos. La cultura, los medios y la política se orientan en torno a los gustos de las personas mayores.