Imagina encerrar a tus hijos en un tubo de metal en una ciudad demócrata con un montón de personas sin hogar/yonkis/adolescentes violentos e impredecibles que te odian y decirles: “¡mira, niños, esto es el metro!” Un terrible ejemplo de crianza. La gente blanca realmente tiene el menor sentido común de la calle de todos los tiempos.