La gente solía temer a los eclipses lunares y solares. Los reyes realizaban sacrificios, las multitudes golpeaban tambores, todo para luchar contra sombras que no podían entender. La muerte es nuestro eclipse moderno. La tememos, nos rendimos a ella, la ritualizamos. Pronto, a medida que nuestro conocimiento avance, temer a la muerte parecerá tan absurdo como temer la sombra de la Luna.
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