En 2016, Russell Moore escribió en The Washington Post que Donald Trump había "apagado" el "Derecho Religioso". El apoyo a Trump, argumentó Moore, había desacreditado tanto al antiguo establecimiento de la mayoría moral que la próxima generación de evangélicos se desharía de la errónea noción de que debían involucrarse en el activismo político para asegurar que las leyes y costumbres de la nación reflejen los valores cristianos... Moore fue acompañado en esta opinión por una serie de luminarias evangélicas que insistieron en que en el futuro, el atractivo del cristianismo residiría en su negativa a identificarse con la Izquierda o la Derecha, en su capacidad para ofrecer un "tercer camino" políticamente sin hogar entre los dos. Esto fue quizás mejor ejemplificado por el fallecido teólogo y cercano asociado de Moore, Tim Keller, quien dijo a Premier Christianity en 2018 que el apoyo desmesurado de Donald Trump por parte de los evangélicos había dificultado que los cristianos compartieran su fe. Keller creía que el avivamiento era posible en los Estados Unidos, pero argumentó que los creyentes políticamente moderados tendrían que separarse de los partidarios de Trump para lograrlo. Pero algo curioso sucedió en el camino hacia la secularización de la derecha. Su nombre era Charlie Kirk...