En este día de la historia en 1934, Charles "Pretty Boy" Floyd, uno de los ladrones de bancos más queridos del país, es asesinado. Floyd había sido designado Enemigo Público No. 1 debido a su presunta participación en la Masacre de Kansas City, donde tres policías y un agente del FBI recibieron disparos durante un caótico intento de capturar a un prisionero federal fugitivo. La percepción pública de Floyd divergió drásticamente de la representación del FBI. Si bien la agencia lo etiquetó como un asesino despiadado (la revista TIME lo describió como "un asesino genial" responsable de al menos seis muertes), muchos lo vieron como una figura trágica, un pobre granjero arrendatario de Oklahoma que se convirtió en un forajido debido a la desesperación financiera. Los rumores sugerían que destruyó notas hipotecarias durante sus atracos bancarios, ayudando a los agricultores en dificultades a escapar de la ejecución hipotecaria. Tenía una reputación de generosidad, apoyando a las familias que se escondían de la ley, proporcionando alimentos y ayuda a los necesitados. A pesar de sus intentos de evadir la captura, Floyd murió en un tiroteo con el FBI.