Hay grandes artistas, actores y músicos en la historia que están garantizados ser mejores que los que has visto en pantalla o de los que has comprado álbumes. Y aun así, la mayoría nunca será vista en un nivel que mueva la aguja para su carrera. Se agotarán. Y se rendirán. No porque no fueran indiscutibles sino porque no tenían nepotismo ni guardianes abriendo puertas no importa cuánto se esforzaran. En sus propias comunidades, son leyendas. Íconos, incluso. No íconos de portadas de revistas, sino del tipo que conoces en la vida y nunca olvidas. Los has conocido. Probablemente eres uno. Pero luego se agotan. ¿Es porque no tuvieron éxito? ¿Qué es incluso el éxito? Si produces un gran trabajo, ¿es eso éxito en sí mismo? ¿O no cuenta si el mundo nunca lo supo? Y ahora te dicen que también debes ser un comercializador. Pero el marketing no garantiza nada. Entonces, ¿qué es el éxito? ¿Te rindes? Yo digo que sigas adelante. ¿Qué más vas a hacer? ¿Marchitarte y morir? Una vez artista, siempre artista, siempre digo.